Una vez tuve un potrillo,
señores, perdonenmé,
que de un lado era tordillo
y del otro lado tambien.
Yo soy como buen tropero
que nunca pierde la huella,
cuando largo una palabra
me se sostener en ella.
Mañana cuando me valla
la espalda te iré dando,
no sé que tienen mis ojos
que se despiden llorando.
Todos los buenos cantores
cantan de puertas adentro.
Yo como no soy cantor
canto al sereno y al viento.
CON RIGOR
-
Pegó el pingo una escarciada
sacándomé del sosiego
en que cái tras el reniego
ayá en la “Esquina de Andrada”.
¿Diánde, mi boca cayada
s’iba a quedar ...
Hace 1 semana

No hay comentarios:
Publicar un comentario