Cuentan que el sapo jugó mucha plata en una carrera con la liebre. El sapo decía que el ganaba y la liebre contestaba que eso no podía ser. Apostaron dinero. Tenían que correr una distancia bastante larga, hasta llegar a un mortero de madera que había en un rancho y meterse adentro.
Entonces largaron la carrera. La liebre corría un trecho y descansaba, pensando que ya lo había perdido al sapo de vista. Pero corría y a la distancia encontraba otra vez al sapo a la par de ella. Volvía a desesperarce y corría, descansaba un poco y volvía a correr, pero otra vez encontraba al sapo. Así hasta que llego hasta donde estaba el mortero, pero al saltar adentro vio que ya estaba el sapo ahí.
¿Y que había pasado? Que se había hecho una cadena de sapos, una fila larga, y uno ya estaba adentro del mortero. Aunque ella se desesperara para ganarle, ya estaba armada la trampa. Claro, todos los sapos eran iguales, y no podía darse cuenta.
Y le gano no mas el sapo a la liebre
(Aníbal Aldana, 50 años, San Pedro, 1969)
Literatura popular bonaerense vol I Literatura Breve. Editorial Catálogos. 2004
CRÉDITO
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Pechó justito mí moro
y lo hizo arquiar al guampudo
que soltó un quejido mudo
y perdió ínfulas de toro;
Con mí pingo me'ncocoro
hasta en el trance...
Hace 1 hora
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